Nueva normativa y estrategia sin éxito
El fracaso de las estrategias gubernamentales en materia de seguridad
A pesar de los resultados negativos que han obtenido los gobiernos, tanto el actual como los anteriores, parece que la próxima administración está decidida a seguir con una estrategia que no ha tenido éxito.
En los próximos días se discutirá una nueva modificación constitucional que implicará que la Guardia Nacional pase a depender de la Secretaría de la Defensa Nacional. Aunque los miembros del partido oficial insisten en que la guardia recibirá formación policial, en la práctica se espera que estén bajo el mando del próximo secretario de la Defensa.
La estrategia implementada ha sido desastrosa, ya que no solo ha profundizado la militarización en el país, sino que también ha provocado un aumento de la violencia y una clara sumisión al poder del crimen organizado.
El general Ramón Vela Pérez, a cargo de la división militar en Guerrero, mencionó que el cese de la violencia en la región depende de las bandas criminales. En otras palabras, sugirió que las autoridades estatales y las Fuerzas Armadas no son capaces de detener la espiral de violencia.
Este alto mando, al reconocer que una parte considerable del país está bajo el control de grupos delictivos, pone en evidencia la incapacidad de las fuerzas militares para hacer frente a esta situación.
Análisis de las políticas de seguridad vigentes
A pesar de los fracasos evidentes, el partido en el poder insiste en que fortalecer las fuerzas policiales no es suficiente, optando por ampliar el papel del Ejército en áreas que tradicionalmente corresponden a la labor civil.
La militarización, en cualquier contexto donde se ha aplicado, ha derivado en una merma de la democracia, una erosión de los valores liberales y una opacidad creciente en la actuación de los actores políticos, una situación preocupante para los habitantes del país.