La captura del dictador

La captura del déspota

En la reciente controversia ocurrida en la capital mexicana, queda evidente una vez más que Claudia Sheinbaum y su entorno están bajo el control del gobernante autoritario (y también lo está Beatriz Gutiérrez Müller, aunque no profundizaré sobre ella en esta ocasión).

Comenzando por el principio:

Todo parecía estar perfectamente sincronizado. La Fiscalía de la Ciudad de México, junto con Martí Batres, orquestaron un espectáculo para deslucir el día de celebración de Claudia Sheinbaum (como se suele decir, “con amigos así, ¿quién necesita enemigos?”).

La jornada en que Sheinbaum iba a recibir su acreditación como presidente electa se vio empañada debido a que, la noche anterior, Ulises Lara ocasionó un gran alboroto al impedir la detención del exgobernador de Chihuahua, Javier Corral, en un restaurante de la ciudad. Además de no cumplir con la orden de arresto establecida por el Poder Judicial, ayudó a Corral a escapar llevándolo en su camioneta. De modo que, el jueves, día en que se hubiera hablado únicamente y positivamente sobre la presidente electa, gracias a la imprudencia de Ulises Lara, de Martí Batres y de Javier Corral, el foco mediático se desvió hacia ellos.

…Y, cómo no, también fue motivo de conversación el presidente AMLO, quien aprovechó la situación para convertir esta disputa entre fiscalías —la capitalina y la de Chihuahua— en una oportunidad para afirmar que su gobierno de la 4T (Cuarta Transformación) está siendo atacado, y para escribir una página en la historia.

Luego, Rosa Icela Rodríguez, actual secretaria de Seguridad y próxima titular de Gobernación, reafirmó este mensaje. En un día que debería haber sido de celebración para Claudia, la funcionaria elogió a López Obrador (“El discurso emotivo y significativo de la Presidenta electa @Claudiashein. La ruta de construcción del segundo piso de la transformación de México es el humanismo mexicano que respalda una premisa honrada por el Presidente @lopezobrador: Por el bien de todos, primero los pobres”)…

Continuemos. Para muchos, el hecho de que Claudia ya sea la presidente electa representa la ruptura de paradigmas. En un país dominado por el machismo, el ascenso de una mujer a la máxima posición de poder es un hito histórico. Sin embargo, el techo de cristal no se rompe de un día para otro con una elección; será responsabilidad de Sheinbaum romperlo gradualmente, día tras día.

A pesar de sus discursos recientes, parece que Claudia aún no tiene claro cuál es su misión. Repite discursos agradables pero que carecen de sustancia. Además, sigue los pasos y las palabras de AMLO.

Desde las elecciones pasadas, Claudia ha permanecido a la sombra de Andrés Manuel. Las conferencias matutinas, los mismos discursos reiterativos, como el de “no habrá traiciones”, y un gabinete “paritario” (algo que también prometió López Obrador en un inicio, pero luego se pasó por alto).

Ya han transcurrido tres años en los que la presidenta electa actúa como un reflejo del presidente en funciones.

Este jueves, Claudia mencionó que “no llegaba sola” a la Presidencia. Y tiene razón: llegó con el respaldo de López Obrador y de las actuaciones cuestionables de Morena. La elección estuvo teñida de manipulaciones, por lo que la acreditación recibida por ella aún necesita ser respaldada por sus acciones diarias. En otras palabras, aún no cuenta con la legitimidad necesaria.

No solo lo afirmo yo, sino lo confirma el Tribunal Electoral. ¿No declaró este tribunal que López Obrador cometió 109 infracciones electorales? ¿No emitió 75 fallos en su contra? Sin mencionar el uso de programas clientelares… Pero, evitando hacer una extensa lista, basta con decir que los cuestionamientos sobre la equidad de las pasadas elecciones son evidentes.

En el evento de celebración de su designación como presidenta electa, Claudia se rodeó de varios funcionarios públicos. Quizás deberían descontar ese día de sus sueldos, ¿verdad? Estuvieron presentes, por ejemplo, Delfina Gómez (que sorprendentemente no estaba ocupada resolviendo los problemas de Valle de Chalco) y Alfredo Ramírez Bedolla (quien, según él, los productores de limón solo buscan aumentar el precio de la fruta ácida porque sí).

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Me pregunto si parte de “romper el techo de cristal” implica acabar con instituciones como el INAI, la CRE, o incluso abolir el propio Poder Judicial… ¿Acaso permitirá la próxima mandataria que todo eso desaparezca bajo el dominio del tirano? ¿Se quedará atrapada sin ninguna posibilidad de escape?

Al recibir su acreditación como presidenta electa, Claudia prometió justicia, bienestar y derechos para todos. Sin embargo, si realmente pretende cumplir con estos objetivos, deberá revisar, o incluso detener, la reforma judicial impulsada por el actual ocupante de Palacio.

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El giro de la perinola

Claudia se encuentra rezagada. Ayer mismo, Ricardo Monreal —otro personaje que parece hacer todo lo posible por hacerle sombra a la futura mandataria— anunció que hoy viernes se aprobará la reforma al Poder Judicial propuesta por el presidente AMLO. Así de rápido.

Hoy se cumplen siete años desde que esta columna se publicó por primera vez en este medio digital. Mi agradecimiento a SDPnoticias, y a todos mis fieles lectores.

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