De la escuela a un cargo en la administración de gobierno: priorizando el bienestar de las personas menos favorecidas

Desde la enseñanza hasta una posición en el gobierno: dando prioridad al bienestar de las personas menos favorecidas

Hace algunos años, Citlalli Hernández, en colaboración con líderes feministas de distintos países de América Latina, estableció el grupo “Feministas de la 4T” con un objetivo ambicioso: recuperar en el ámbito de la izquierda los debates y demandas feministas que habían sido cooptados por grupos de interés desde una perspectiva feminista liberal, blanqueada y discriminatoria, influenciada por estrategias de marketing y despolitizada.

En un entorno compartido con mujeres actualmente inmersas en la toma de decisiones, como la diputada recién elegida Cecilia Vadillo y la senadora Andrea Chávez, se llegó a una conclusión fundamental para el movimiento de la Cuarta Transformación: “Ante todo, priorizar a los menos favorecidos”.

La realidad es que, a pesar de la paridad y de numerosas reformas para romper barreras en la política, las mujeres comunes y corrientes siguen enfrentando a diario las consecuencias de un machismo brutal que puede llegar a ser devastador.

Analizando la transformación del Instituto de las Mujeres en una Secretaría de las Mujeres como primer enfoque político, se puede notar que la igualdad de género se ha convertido en un pilar central de la administración pública que influirá en los planes de Claudia Sheinbaum para hacer efectiva esa frase tan revolucionaria. Es evidente que Citlalli Hernández tiene una perspectiva clara sobre el fenómeno de la feminización de la pobreza, que genera en nuestro país una exclusión importante y, como consecuencia, los peores aspectos de la violencia.

El hecho de que sea <> supone un respaldo a comunidades feministas, mujeres de la tercera edad, mujeres rurales, mujeres con hijos, mujeres lesbianas, bisexuales e integrantes de la comunidad LGBTTTIQ, jóvenes mujeres, mujeres con discapacidades, luchadoras y otros grupos sistemáticamente marginados de las políticas públicas. Este gesto nos permite apreciar en la presidenta Sheinbaum un compromiso y una voluntad política para asignar un presupuesto mucho más generoso que el de un instituto, una estructura destinada a lograr metas y también una serie de facultades legales que impactarán en todos los sectores, dado que la perspectiva de género se integrará transversalmente.

Bajo el liderazgo de la compañera Citlalli Hernández, primera secretaria de las mujeres, existirán oportunidades para establecer Normas Oficiales Mexicanas (NOM), reglamentos, programas sociales, y todo tipo de acciones y políticas públicas enfocadas en abordar las causas de la violencia y la exclusión contra las mujeres.

Es un claro indicativo de que el bienestar de las mujeres es una parte esencial de su plan de gobierno en un nivel mucho más amplio, ya que el gabinete representa el órgano principal de un equipo presidencial.

En una lectura desde la perspectiva jurídica, la creación de esta secretaría implica que es la primera en su tipo y su ámbito de acción es más general, a través de políticas públicas. El Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) tiene personalidad jurídica propia y patrimonio, siendo un organismo descentralizado que, en la práctica, vio limitado su campo de acción. A partir de ahora, se debatirá sobre la eficacia y el liderazgo de la Alerta de Violencia de Género, teniendo la oportunidad de que la Secretaría de Seguridad Ciudadana junto con la Secretaría de las Mujeres supervisen el cumplimiento de las medidas contempladas en esta alerta y sus avances.

A diferencia de un instituto, que forma parte de la administración, la secretaría actúa como colaboradora directa de la presidenta, con su fundamento legal en los artículos 90 a 93, y en el 89 fracción II de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Una secretaría puede ser definida como: “el órgano superior político-administrativo conformado por la estructura jurídica y el conjunto de individuos y recursos materiales a su disposición, para ejercer sus competencias, bajo la autoridad de su titular, quien a su vez depende del Ejecutivo”.

El número de secretarías de Estado en nuestro país ha ido aumentando conforme se han ampliado las atribuciones de la administración pública federal; dentro de los nombramientos de Claudia Sheinbaum destaca la creación de la Secretaría de Ciencia que sustituye al Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT) y ahora, la formación de la Secretaría de las Mujeres, que se posicionan como elementos sumamente prometedores de este período gubernamental y logros significativos para equilibrar grupos históricamente marginados. Un logro que inspira confianza y promete que las mujeres más necesitadas sean el foco de atención en las discusiones relevantes.

X: @ifridaita