Adiós a la inútil batalla interpretativa: Claudia sugiere una Constitución renovada

Existen al menos dos textos cruciales cuya complejidad requiere de interpretación. Uno es la Biblia, considerada como la palabra de Dios. El otro es la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el pilar fundamental de nuestra organización nacional.

Se pueden encontrar varios enfoques para interpretar la Biblia. Uno de ellos, desarrollado por Andrés Birch, pastor de la Iglesia Bautista Reformada en Palma de Mallorca, España, es el siguiente:

1. La interpretación es un acto espiritual.
2. Se debe buscar el significado más natural inicialmente.
3. Cada parte debe ser entendida a la luz del texto completo.
4. Considerar el contexto histórico es crucial.
5. Es importante el contexto literario.
6. El tipo de lenguaje emplea una ponderación específica.
7. Las palabras de enlace tienen importancia.
8. Los textos ambiguos deben ser aclarados por otros más claros.
9. Es esencial considerar la versión original.
10. La dimensión cristológica es relevante.

Desde junio pasado, en México, el debate sobre la interpretación de la Constitución se ha intensificado. Algunos argumentan que esto es necesario para que Morena no tenga mayoría constitucional, mientras otros lo ven como una forma de asegurar que domine la Cámara de Diputados. Las pautas para interpretar la Constitución incluyen:

1. Contextual.
2. Teológica.
3. Sistémica.
4. Gramatical.
5. Histórica.
6. Evolutiva.
7. Axiológica.
8. Neoconstitucional.
9. Funcional.
10. Garantista.

Recuerdo una vez leer a un ateo quejándose de que Dios eligiera para transmitir su palabra a escritores poco hábiles y a personas incapaces de expresar con claridad la perfección divina, como Moisés, David, Isaías, Mateo y Pablo.

Dios, en su infinito poder, pudo haber elegido a alguien como Platón, célebre por su claridad y lógica, para transmitir su mensaje. Esta reflexión, que podría haber sido del propio Bertrand Russell, me llevó a pensar que si Dios quisiera, resucitaría a Platón para que escribiera con mayor claridad.

No es necesario revivir a figuras históricas para solucionar la falta de claridad de nuestra Constitución, la cual se interpreta según el capricho de cada quien.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos resulta confusa debido a las numerosas reformas que ha sufrido. Desde 1917 hasta 2024, se han efectuado 256 modificaciones constitucionales que han alterado 770 artículos. De las 20 mil palabras originales, ahora contiene más de 110 mil.

Deberíamos redactar una nueva carta magna que sea clara, moderna, lógica, concisa y que no necesite interpretaciones complejas.

Antes de iniciar esta tarea sería esencial realizar un plebiscito para verificar que la mayoría está de acuerdo en reemplazar la actual Constitución por una más estructurada.

La Necesidad de una Nueva Asamblea Constituyente

Una vez decidido el cambio constitucional, el reto será elegir a los miembros de la asamblea constituyente. Se necesitaría gente con conocimiento profundo en derecho, medio ambiente, ciencia, economía, educación e historia de México.

En el próximo gobierno se darán las condiciones para un proyecto tan ambicioso. Una de las interpretaciones actuales de la Constitución posiblemente otorgue a Morena y aliados la mayoría necesaria para modificar la carta magna.

Algunas personas piensan que Morena y sus aliados no deberían tener el poder de modificar la Constitución, ya que solo obtuvieron el 46% de la votación nacional efectiva en las elecciones para diputados.

Aquí es donde surgen problemas de interpretación. ¿Qué significa votación nacional efectiva para diputados? No hubo una votación nacional para la cámara baja, sino 300 votaciones distritales distintas.

Hace tiempo, votamos en una sola papeleta por diputados de partido. Ahora, esta confusión persiste ya que no hay una boleta para votar por diputados de representación proporcional, asignándose según los votos y los triunfos partidistas, con o sin coaliciones.

La Constitución estipula que, independientemente de las coaliciones, estas diputaciones se asignarán por partido. Si se lleva a cabo así, el 85% de los triunfos de Morena en mayorías se traducirían a un 74% de la cámara, suficiente aún para cambiar la Constitución.

Para evitar futuras disputas interpretativas, es lógico elaborar una nueva Constitución que reduzca la necesidad de interpretaciones. Si fuera necesario, quizás incluso Dios decida resucitar a Platón para que redacte con mayor claridad sus enseñanzas.