Gobierno autoritario o sistema democrático en Venezuela

Gobierno autoritario o sistema democrático en Venezuela
Por
Federico Berrueto

La reciente elección presidencial en Venezuela ha confirmado lo esperado, evidenciando la desconexión del chavismo con la realidad del país. Todos los aspectos del proceso electoral y las pruebas disponibles demuestran el fuerte rechazo de los venezolanos a la pesadilla que representa el gobierno de Nicolás Maduro, el sucesor de Hugo Chávez. El dictador, en su lucha por mantenerse en el poder, se ha quedado aislado, incluso los gobiernos anteriormente aliados han tomado distancia.

Es una bofetada a la democracia el que se haya bloqueado la candidatura de la líder opositora indiscutible, Corina Machado. Se optó por Edmundo González, un diplomático respetado, para encabezar la candidatura de la oposición en un ambiente de competencia injusta, intimidación y represión impuesta por el gobierno de Maduro. A pesar de todos los obstáculos, incluyendo la exclusión del voto de los venezolanos en el extranjero, la ciudadanía demostró su determinación de eliminar al chavismo a través del medio más pacífico: el voto.

La evidencia del triunfo opositor

Las pruebas del triunfo de la oposición no solo se reflejan en relatos o testimonios de la alta participación en las urnas. Lo más convincente es la recopilación de actas de escrutinio del 80% de los centros de votación, demostrando el extenso triunfo de Edmundo González. La organización eficaz de la oposición para asegurar pruebas del éxito es notable, dado que el oficialismo y el órgano electoral, controlado por el gobierno, no han podido proporcionar información equivalente de manera oportuna.

Es inevitable que este conflicto, aunque esencialmente local, tenga repercusiones a nivel internacional. La democracia -un concepto que México debe entender claramente- no se limita a un solo país, se basa en principios y valores universales. Los derechos humanos, que incluyen el derecho a votar y ser votado, son su eje central. La falta de legitimidad de un gobierno que no respeta las normas democráticas es el comienzo de un régimen arbitrario, corrupto y represivo, como ha sido el caso de las dictaduras en la región, incluyendo el chavismo en Venezuela. La respuesta represiva de Maduro solo agrava la crisis y complica una solución negociada.

El papel de los líderes internacionales

López Obrador tiene sus propias inclinaciones y preferencias. Su simpatía por Maduro contrasta con su lucha por el respeto al voto libre. Los órganos electorales y judiciales no son confiables y carecen de poder para resolver con justicia y imparcialidad. AMLO, junto con los presidentes Gustavo Petro de Colombia y Luis Inácio Lula de Brasil, buscan una solución al problema. La resolución pasaría por reconocer el triunfo de la oposición, si se respeta la voluntad democrática del pueblo venezolano. Los líderes internacionales buscan excluir a Corina Machado de las negociaciones y ofrecer una amnistía para Maduro y sus colaboradores. Es poco probable que el dictador ceda. López Obrador, debido a su afinidad con Maduro, tiene gran influencia y, por coherencia, debería optar por defender el voto.

La comunidad internacional tiene su propia visión. La OEA ha solicitado a la Corte Penal Internacional el arresto de Maduro. Los gobiernos de Estados Unidos, Ecuador, Argentina, Costa Rica, Uruguay y Panamá han reconocido a Edmundo González como el ganador, y la mayoría de la comunidad internacional, excepto Rusia, Cuba y Nicaragua, exigen el respeto al voto, respaldando así a la oposición.

Validación internacional de los resultados

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Más allá de las argumentaciones, los intereses y las opiniones, la cuestión de las actas es fundamental. La validación de los documentos proporcionados por la oposición, corroborada por medios internacionales, ha confirmado el triunfo opositor con un margen de más de dos a uno, resultado consistente con las encuestas previas y las del día de la elección. El oficialismo, al igual que el órgano electoral, no ha podido presentar pruebas equivalentes.

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López Obrador sostiene que ningún país ni entidad internacional debe intervenir, lo que favorecería al régimen de Maduro. Todo indica un claro triunfo de la oposición, lo que hace difícil para López Obrador ignorar el caso, basándose en una interpretación de soberanía que va en contra de la democracia y la defensa de los derechos humanos. No se trata de ideología ni de nacionalismos, sino de elegir entre dictadura y democracia, simple y llanamente.

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