Actitudes ante la vida: negativas, neutras y positivas

Actitudes ante la vida: negativas, neutras y positivas

Percepciones en la vida: opuestas, neutrales y favorables.

Cada individuo evalúa la situación actual y la futura de manera personal. En términos generales, la mayoría no solo está contenta, sino que también tiene expectativas positivas sobre el porvenir. Los resultados de las elecciones y los niveles de satisfacción con el actual presidente y la futura presidenta son evidencia de ello. La mayoría de los habitantes de México se encuentran en un estado positivo y miran hacia el futuro con optimismo.

Existen personas con motivos suficientes para mantener una actitud optimista. Principalmente, los ganadores, aquellos que ocuparán roles de liderazgo en el gobierno, en las Cámaras y en las administraciones locales. Lo mismo aplica para las cadenas de contratistas, proveedores e interesados que han visto un notable aumento en su riqueza y esperan seguir prosperando en los próximos seis años. La crisis del Poder Judicial no les genera preocupación, sino que los motiva, observando con satisfacción la intervención en organismos autónomos y la disminución de la autonomía judicial.

Quizás también te interese:  IA: clave en la evolución del gobierno

Los miembros de las fuerzas armadas no forman parte del grupo de optimistas. Esto se debe a que los beneficiados son minoría y porque persiste en ellos la sensación de desviación de su misión primordial y la corrupción de algunos, ya sea por la naturaleza de las tareas asignadas, como aduanas y puertos, propensas a la corrupción, o por haber sido sobornados por la delincuencia organizada. Son una minoría y en las fuerzas armadas abunda más la inquietud que el sentimiento de triunfo.

Los grandes empresarios seguramente experimentan emociones encontradas. Por un lado, aprueban el poder y la discrecionalidad presidencial, así como la eliminación de organismos autónomos que garantizan transparencia, competencia económica y equidad en la competencia. Por otro lado, el gobierno necesita recursos y ellos son el objetivo principal; a mayor fortuna, mayor interés fiscal. Es probable que cuenten con el respaldo gubernamental para generar más riqueza, pero tendrán que compartirla sin reglas claras ni instancias que les brinden seguridad o equidad. De cierta manera, podrían sentirse perdedores en el sistema que apoyaron y permitieron.

Los pesimistas, o quizás realistas, representan una minoría. La derrota no radica en el régimen de privilegios, que de alguna forma persiste, e incluso se relaciona con los mismos. La preocupación no debería ser individual, sino centrarse en el impacto que podría tener en el país y en las personas involucradas; el futuro nacional afectará a muchos, incluidos aquellos que actualmente imaginan un país gobernado por un líder destacado y posteriormente por una mujer excepcional.

El realismo conduce en el mejor de los escenarios a una visión escéptica o incluso pesimista. El futuro no promete ser mejor y es probable que sea incluso peor. Los sentimientos no siempre están relacionados con las emociones, y en este caso se fundamentan en razones válidas. La eventualidad de la caída de la estructura democrática se vislumbra en el horizonte, con la disminución de las libertades y una serie de consecuencias negativas para la mayoría de los mexicanos. La tendencia autoritaria y estatista del gobierno va en contra de la realidad social de México en la actualidad y la situación económica del país, así como de su posición en el ámbito internacional. Utilizar la soberanía como pretexto para impulsar un régimen autocrático resulta insultante, sobre todo viniendo de un gobierno que ha violado el principio de no intervención y se ha sometido a los intereses del poderoso vecino del norte.

La pérdida de la democracia es responsabilidad colectiva y no se dio por fallas en el INE o en el Tribunal Electoral, sino por la incapacidad de defender con claridad y eficacia los valores y principios que la sostienen, en especial el de la legalidad. A mayor poder o influencia, mayor es la responsabilidad en lo que está sucediendo.

Intentar proteger la democracia en disputas con entidades claramente sesgadas, con criterios legales discutibles y con una derrota abrumadora en 256 de los 300 distritos, pretende revertir años de una sociedad abandonada por el oportunismo de sus élites, la ineptitud de los partidos de oposición y la complacencia de las organizaciones civiles y los medios de comunicación que renuncian a su función de informar con veracidad y permitir el escrutinio del poder. Si bien existieron actitudes de resistencia ejemplares, estas fueron minoritarias.

Quizás también te interese:  Elon Musk, Donald Trump y la disidencia frente al sistema establecido progresista

Para retomar de manera efectiva la resistencia ante el autoritarismo, es fundamental reconocer la derrota en todas sus implicaciones y sus orígenes sociales y políticos. A partir de ahí, se puede iniciar el largo camino hacia la restauración de la democracia.

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad