Reforma del sistema judicial: falta de equidad en el acceso a la justicia
Reforma del sistema judicial: desigualdad en el acceso a la justicia
Desafíos en la justicia mexicana
El tema de la revisión del sistema judicial ha generado un intenso debate y parece que continuará siendo un tema relevante en el futuro.
Comparada con otras modificaciones constitucionales planteadas por el presidente López Obrador, esta reforma se destaca como la más trascendental, siendo crucial para el futuro de la justicia en el país.
La implementación de esta reforma marcará un antes y un después en el sistema judicial de México, sin lugar a dudas.
Por eso, la discusión en torno a la elección democrática de jueces y magistrados ha generado una amplia gama de opiniones a favor y en contra, dando lugar a uno de los capítulos más significativos en la historia reciente de México: con los responsables de impartir justicia en paro y llevando a cabo protestas.
Es comprensible que actúen de esta manera, como cualquier ciudadano ordinario. Sin embargo, resulta preocupante que existan cuestiones pendientes, que se estén descuidando y que, a pesar de los esfuerzos actuales, la definición de “urgente” en la administración de justicia genere cuestionamientos, ya que es evidente que la justicia en México adolece de equidad; en muchas ocasiones los jueces y magistrados ignoran la violencia, fomentan discursos discriminatorios, criminalizan la pobreza y distan mucho de emitir fallos con un enfoque de género, descuidando también los derechos de migrantes, personas con discapacidad y miembros de la comunidad LGBTI+.
Además, es fundamental destacar que, a pesar de los debates realizados para informar a la ciudadanía sobre esta reforma crucial, el foco se ha centrado en la elección popular de los líderes judiciales, sus elevados salarios, la corrupción, mientras que se ha prestado escasa atención a un problema crucial: la falta de justicia adecuada para las mujeres.
Mientras la discusión se centra en la idoneidad de elegir a los responsables de impartir justicia, existen miles de mujeres que continúan siendo revictimizadas al denunciar agresiones sexuales; algunas sufren violencia vicaria, obstétrica o institucional, y millones más se encuentran encarceladas de forma injusta, esperando una justicia que nunca llega, afectando gravemente su bienestar físico y mental, e incluso poniendo en riesgo sus vidas.
Desigualdad de género en la justicia
No puedo ignorar la situación de las mujeres que han visto cómo sus agresores son liberados de la cárcel, viviendo con el miedo de encontrárselos nuevamente o incluso de ser víctimas de un desenlace fatal.
El caso de la saxofonista María Elena Ríos, ampliamente difundido en redes sociales, causó indignación, a pesar de que el agresor no fue liberado debido a la presión social. En un escenario donde las injusticias abundan, si María Elena no hubiera sido una figura pública, Vera Carrizal estaría en libertad y ella estaría recluida en su hogar o buscando refugio en otro país, reflejando la cruda realidad de un sistema plagado de desigualdades: el agresor en libertad y las víctimas confinadas, sea en su hogar (convertido en su propia prisión) o escondidas en algún lugar donde nadie, ni siquiera sus seres queridos, puedan hallarlas.
Tampoco debemos olvidar el sufrimiento de la madre de una niña de cuatro años que fue revictimizada tras sufrir un abuso sexual, y el violador fue liberado debido a la supuesta falta de pruebas por parte del juez Juan Manuel Alejandro Martínez Vitela, con sede en el penal de Barrientos en Tlalnepantla, argumentando la falta de datos específicos por parte de la niña.
Existen numerosas tragedias más, como la situación de mujeres indígenas cuyos derechos humanos son vulnerados al ser juzgadas sin un intérprete, y aquellas que no saben leer ni escribir y se les niega acceso a la información sobre su propio caso y las acusaciones en su contra.
Esta lista de injusticias es interminable y constituye una tragedia que no ha sido abordada en la reforma judicial, que se ha enfocado en cuestiones que, aunque relevantes, no garantizan una justicia equitativa para todos, algo que resulta impensable en la actualidad, cuando celebramos la inminente llegada de una mujer a la presidencia de México.
Interrogantes sobre el acceso a una justicia equitativa
Concluyo con estas preguntas inquietantes: ¿Elegir a jueces, ministros y magistrados a través del voto popular garantizará finalmente una administración de justicia con perspectiva de género? ¿Podrá erradicarse la misoginia tanto en el sistema judicial como en las instituciones? ¿Sentiremos las mujeres protección y seguridad?
Mis dudas son significativas. Ojalá mis temores no se cumplan.