Saqueo de país

Conducta inaceptable

¡A la porra las organizaciones! Quien expresó esas palabras logró interpretar de manera más precisa a la sociedad mexicana que aquellos que creímos tener un país de personas democráticas. Quienes esperábamos que la población valorara el respeto a la diversidad y a la separación de poderes sobre el desquite y la corrupción.

El viernes 23 de agosto marcó la consolidación de la veta autoritaria no solo de un individuo, sino de su gente. Lo que para algunos representa un retroceso irreversible en la vida pública de nuestro territorio, para otros significa legalidad, justicia y una oportunidad histórica. Son millones y millones; casi una comunidad entera.

Por otro lado…

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Desafíos por delante

¿Desinformación o malicia? Ambas, pero más la segunda. Las personas encubren su malicia con ignorancia. Desean la destrucción de las instituciones y les es indiferente los efectos negativos que esto pueda acarrear. El hecho de que a medio plazo aumente la corrupción (que ya es elevada) y se reduzca aún más la eficacia, ¿a quién le importa? Suponer que a la gente le interesa eso es no comprender que aquel apuesto y engominado galán de Enrique Peña Nieto tenía razón: la corrupción es parte de nuestra cultura, somos un país desgastado desde siempre.

¿Cuál es el destino de México a partir de hoy? Presumo que la respuesta es: allá donde se sienta cómodo. Un futuro que no augura nada bueno. Al priismo de los años setenta de Echeverría y López Portillo (junto con el autoritarismo bolivariano, con el riesgo de una grave crisis económica y sin un Poder Judicial visible). Hacia la presidencia unipersonal, la de un solo individuo detrás de una mujer. O peor aún, a una era de violencia inimaginable (el narcotráfico, de la mano del ejército, no logra alcanzar fácilmente un equilibrio; eso requiere tiempo)…

Por otro lado…

Reflexión crítica

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Pero algunos de nosotros no tenemos la paciencia ni la serenidad para esperar a que eso ocurra. Nos encontramos en una situación difícil.

No podemos aceptar que en estos tiempos la oposición sea solo una ilusión; que se mueva sin rumbo fijo. Que el destino del país dependa de si el PVEM decide “equilibrar” o no el poder de Morena. Que sea precisamente el PRI de Alito quien otorgue a López Obrador (y no a Claudia) los tres senadores que necesita para obtener la mayoría calificada en el senado. Para reformar la Constitución (mediante un constituyente) que esté al servicio de López Obrador y NO de Sheinbaum, además de utilizar los fondos del Banco de México.

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