La transición de Zaldívar: de jefe político a piloto
Este jueves, Claudia Sheinbaum, presidenta electa de México, hizo una declaración implícita: no será manipulada por otros, siendo quien es por sus propios méritos y no influencias. Esto se evidenció en tres de los nombramientos de su oficina presidencial.
Entre ellos, dos eran sumamente importantes, mientras que uno parecía más una compensación simbólica.
Nombramientos cruciales
Uno de los cargos relevantes es el de su secretario particular, una posición clave dentro de su oficina. Carlos Augusto Morales, quien anteriormente desempeñó el mismo puesto en la jefatura de gobierno de la CDMX, ahora servirá en la presidencia. Este rol es vital para el funcionamiento y la organización de las actividades de la presidenta. Ejemplos históricos muestran la relevancia de un secretario particular eficiente, como el caso de Miguel de la Madrid con Emilio Gamboa o Ernesto Zedillo con Liébano Sáenz, quienes marcaron diferencias significativas durante sus gestiones.
Otro nombramiento significativo es el de Leticia Ramírez, quien era secretaria de educación pública y previamente coordinadora de Atención Ciudadana bajo AMLO. En esta última tarea, destacó por su seguimiento de las peticiones y quejas del presidente, garantizando una atención eficaz a la ciudadanía. Leticia es reconocida por su honradez.
Un nombramiento polémico
El tercer nombramiento fue el del expresidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar. En su nuevo rol como coordinador de política y gobierno en presidencia, su presencia es vista por muchos como simbólica y sin poder real. Esta posición parece ser una forma de pago por los conflictos y divisiones que generó en la Corte con sus iniciativas políticas.
Se interpreta que este nombramiento podría ser una recompensa por su apoyo a las políticas de AMLO y quizás para obtener algún tipo de inmunidad frente a las acusaciones de corrupción y desmanes durante su gestión en la Suprema Corte.
Acusaciones y controversias
Zaldívar enfrenta varias acusaciones, incluyendo presiones indebidas a jueces para fallar en favor del gobierno de AMLO, socavando la independencia judicial. También se le imputa falta de imparcialidad y abuso de funciones, lo que llevó a una investigación formal por parte del Consejo de la Judicatura Federal y la SCJN por posibles actos de corrupción y enriquecimiento ilícito.
Destacan sus ambigüedades y sometimiento a AMLO, como su cambio de postura respecto a la elección de jueces por voto popular. Originalmente, se opuso a esta idea, señalando que la popularidad no garantiza competencia judicial. Sin embargo, cambió de opinión respaldando la propuesta de AMLO.
Un declive profesional
Zaldívar, quien fue presidente de la SCJN, ahora se encuentra en una posición menor, prácticamente simbólica, dentro de la presidencia. No tendrá influencia alguna sobre las reformas al poder judicial, las cuales serán manejadas por Rosa Isela Ramírez y Ernestina Godoy.
El paso de liderar uno de los tres poderes de la unión a una posición administrativa menor muestra un notable descenso en su carrera. Aunque sin un papel significativo, al menos no podrá causar más daño o interferir en las reformas judiciales.
X: @diaz_manuel