La visión de la gobernante de la CDMX y las disposiciones constitucionales pertinentes
La gobernante de la Ciudad de México y las normativas constitucionales relevantes
En el momento actual, el pleno del consejo general del Instituto Nacional Electoral deberá ratificar el informe en el cual Morena y sus asociados tendrían a su disposición 364 diputados en la Cámara Baja y 83 senadores en la Cámara Alta, lo que equivale a la mayoría calificada, es decir, la capacidad de la fuerza política predominante para constituirse como Constituyente.
Destaca el hecho de que por vez primera desde la promulgación del artículo 54 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (que abarca las disposiciones sobre la sobre representación) una única fuerza política tendrá las facultades para efectuar modificaciones constitucionales sin requerir de diálogo parlamentario.
No obstante, existe un punto que ha sido relegado en la discusión pública. Mientras la mayoría de los analistas señalan la resurgencia de un “súper presidencialismo” al estilo priista bajo el mandato de Claudia Sheinbaum, se ha pasado por alto la opción contemplada en el artículo 72 sección C, que establece lo siguiente:
“C.- El proyecto de ley o decreto rechazado en su totalidad o en parte por el Ejecutivo, será devuelto junto con sus observaciones a la Cámara de origen. Deberá ser debatido de nuevo por esta, y si es ratificado por las dos terceras partes del total de votos, regresará a la Cámara revisora. Si esta lo aprueba de nuevo por la misma mayoría, el proyecto se convertirá en ley o decreto y volverá al Ejecutivo para su promulgación”.
En otras palabras, Morena y sus aliados en el Congreso tendrán, como misma coalición política, por vez primera desde la transición democrática, la posibilidad de vencer el veto presidencial. Así pues, el poder Legislativo, demostrando cohesión interna en el partido y desafiando abiertamente a la líder del Estado, podría “ignorar” la autoridad presidencial.
Además, se prevé que este escenario jurídico obligue a Claudia Sheinbaum a afrontar una presidenta debilitada en comparación a la fuerza insurgente de su propio partido en el Congreso. Esto podría ser rechazado de inmediato por los seguidores acérrimos de Morena al cuestionar la unidad en torno a Claudia Sheinbaum. No obstante, es factible, e incluso probable, especialmente dentro de una alianza influenciada por los intereses personales de sus miembros.
Desde mi perspectiva, esta situación representa un desafío sin precedentes para Sheinbaum. Por un lado, no ostenta la autoridad moral dentro del partido, y por otro, parece carecer del instinto político innato –a diferencia de AMLO– para mantener la armonía de la alianza predominante en el Legislativo. El tiempo dirá.